LA NO PRECISAMENTE “SANTÍSIMA TRINIDAD” QUE NOS GOBIERNA Cuando Cristina de Kirchner pronunció sus discursos iniciales, primero como candidata en el del Teatro Argentino en La Plata y luego cuando asumió la primera magistratura en el Parlamento, se pensó que soplarían nuevos vientos en donde predominarían la cordura, la prudencia, el diálogo y se trataría de reconstruir la institucionalidad que había sido pisoteada por su antecesor.
También el slogan de la campaña, “El cambio recién empieza” alentaba un dejo de esperanza.
Pero pronto se despejaron las dudas y se evidenció que el gobierno iba a seguir exactamente con el estilo nefasto y pernicioso de su consorte.
Hubo cambios mínimos en el gabinete y el país siguió en su descenso por un plano cada vez más inclinado.
Las manzanas podridas no fueron erradicadas y una de ellas, Aníbal Fernández fue designado Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
Luego de la derrota oficialista del 28 de junio este polémico personaje fue nombrado Jefe de Gabinete.
De mal en peor.
No se podría haber elegido alguna persona más inepta para ese puesto.
Su prepotencia, falta de flexibilidad mental, su personalidad de compadrito de barrio bajo, su incapacidad para el dialogo, un verdadero farsante que mediante su labia agresiva convierte con absoluta seguridad, firmeza y sin que se le mueva un pelo de su frondoso bigote, lo que es blanco en negro o viceversa.
Absolutamente incapaz de componer, acordar o consensuar.
De lenguaje vulgar y ordinario, impropio de un ministro de la Nación, utiliza un léxico provocativo y agresivo buscando intimidar y apabullar a su interlocutor.
Su curriculum muestra una carrera política progresivamente ascendente, desde el año 1983 vive prendido de la teta del Estado.
(Nosotros lo mantenemos en su elevado nivel de vida).
Su abultado curriculum es solo comparable a su “prontuario de actos antidemocráticos y fuera de las leyes y la Constitución”.
En 1994 estuvo prófugo de la Justicia hasta que después de 48 hs se entregó justificando su proceder ante los medios, con un argumento absolutamente insólito y pueril.
Durante su desempeño como Ministro del Interior y luego de Justicia y Derechos Humanos la Policía dependió orgánicamente de él.
Su gestión fue un fracaso.
El delito aumentó a niveles desconocidos hasta entonces.
Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, lo llamó el “narcoministro” por su comprobada inoperancia frente al flagelo de las drogas en el país.
Que alguien que fue prófugo de la Justicia se desempeñe en el cargo de Ministro de Justicia constituye un verdadero contrasentido.
Su gestión se caracterizó por presiones y aprietes a jueces y fiscales y en la no justicia que caracteriza al gobierno de Kirchner.
Actualmente en su función como Jefe de Gabinete evidenció con toda claridad su absoluta falta de valores y espíritu democrático.
Protagonizó, entre otros, graves hechos de resonancia pública al oponerse a órdenes impartidas por un Juez Federal.
Su justificación ante la opinión pública resultó ser tan burda y tan infantil que constituyó una verdadera afrenta y menosprecio a la inteligencia de los argentinos.
Su desmedida ambición, hace que pese a tener una preparación intelectual elevada y seguramente criterio propio, este totalmente subordinado al matrimonio reinante, funcional a sus dislates y torpezas, tratando de justificarlos y apoyarlos en sus delirios.
No es necesario explicar las características de la presidente Cristina y del ex presidente en funciones Néstor Kirchner, ya que son suficientemente conocidas y tratadas en diferentes medios nacionales y extranjeros.
Si se analiza las tres personas que constituyen la “mesa chica” gubernamental veremos que el común dominador es la falta de sensatez, sentido común y fundamentalmente la ausencia de los valores y el espíritu democrático al que hicimos referencia anteriormente.
A ello hay que sumarle importantes deficiencias en lo que a virtudes personales se refiere.
Realmente no sé si llamarla “asociación ilícita” ya que no comprende todas las características de esa cúpula gubernamental.
Tampoco “asociación inepta o incapaz”.
Tal vez la denominación más adecuada sería la de “asociación antidemocrática” ya que comprenda sus características más notables.
Corrupción, demagogia, engaño, falsedad y fundamentalmente trasgresión y vulneración de las leyes y la Constitución son las características más salientes.
En definitiva y como conclusión:
un país liderado por un poseso paranoico, una figurita pintada que cada vez que abre la boca nos hunde aún más y un sumiso empleado que producto de su ambición, le es funcional al dueto reinante para lo que sea.
¿A alguien le puede caber alguna duda del porque el país está en una semi anarquía, en un estado general de anomia, de desorden, de descrédito, de convulsión y de falta de confianza en el futuro?
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