Pequeña historia muy contemporánea.
Brasil y Colombia comparten una frontera de 1.600 kilómetros de extensión, en zonas casi todas selváticas y de difícil acceso.
Por lo tanto, difíciles de controlar.
El 31/12/07, el General Antonio Mourao, Comandante del Ejército Brasileño, denunció que indeterminada cantidad de miembros de las FARC, habían penetrado territorio brasileño huyendo de un combate con las fuerzas regulares colombianas.
Deducía el General, que el hecho no implicaba ningún peligro para el Brasil, y que los terroristas, luego de reponerse, volverían a su país.
(El Espectador, sección judicial, Colombia).
Entre el 16 y el 20 de julio 2007, estando el presidente Lula de visita en Colombia, el presidente Uribe le habló de las conexiones de las FARC con Brasil.
Y el 27/708, el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, entregó al gobierno del Brasil información sobre esas conexiones. (El País, Colombia).
El 31/1/09, líderes de la etnia tatuyo (etnia numerosa que habita tanto en Colombia, territorio de Vaupés, como en Brasil), denunciaron que las FARC mantenían a varias personas secuestradas en campos de concentración, dentro del territorio del Brasil. (New Herald, Miami).
Los tutuyo aseguraban que se haría un intercambio de prisioneros en Brasil, actuando como mediadora la senadora colombiana Piedad Córdoba, adversaria del Presidente Uribe, que en momento estaba en Brasil, cercana a la frontera colombiana.
Tantas precisiones obligaron al gobierno brasileño a investigar el tema. (New Herald, Miami).
El senador Luis Eladio Pérez, secuestrado por las FARC en 2001 y liberado en febrero de 2008, junto a Ingrid Bethancourt, contó que siempre lo tuvieron en la frontera colombiana brasileña, de un lado y del otro y que comprobó que explosivos, medicamentos y jabones eran de fabricación ecuatoriana, peruana y brasileña.
El 6/3/09, el ministro de Defensa del Brasil, Nelson Jobim le aseguró a la prensa de su país que, “no hay FARC en Brasil”. (Folha de Sao Paulo).
El mismo día, el ministro de Justicia del Brasil, Tarso Genro, insistió que las FARC no representaban un peligro para el Brasil y que no existían tales campamentos. (Fohla de Sao Paulo).
El 15/11/09, el diario la Fohla de Sao Paulo, publica una información llegada a través de ANSA y EFE, sobre la nueva investigación que está llevando a cabo el gobierno brasileño sobre la posible infiltración de miembros de las FARC en la policía indígena del Alto Salimoes.
La policía indígena del Alto Salimoes, sobre el río Amazonas, frontera entre Colombia, Brasil y Perú, es una organización parapolicial.
La fuerza está jerarquizada, cuenta con comisarios y agentes, la mayoría de ellos de la etnia tucuna, que reclutados por el ejército están adiestrados militarmente.
Esta milicia, creada con la autorización de la Policía Federal Brasileña y la Fundación Nacional del Indio, tiene a su cargo la seguridad de las comunidades indígenas, donde rige el toque de queda a las 22 horas.
Está integrada por 1.500 tucunas, que además de velar por la seguridad, deben luchar contra el consumo de alcohol y el tráfico de drogas.
En estos últimos meses el narcotráfico en la zona ha aumentado considerablemente, en particular a través del uso de “mulas” que transportan coca.
Declaraciones del comisario Sergio Fontes, desde el estado de Amazonas. (La Folha de Sao Paulo).
Los tucunas, alrededor de 36.000, se encuentran en ambos lados de la frontera colombiana brasileña.
La zona selvática, cuenta con una vegetación extremadamente tupida y difícil de penetrar.
La sospecha de que las FARC están infiltrándose en este organismo parapolicial de tucunas, se fortalece con datos preocupantes.
Uno de ellos es el asesinato de dos tucunas, a uno de los cuales lo quemaron vivo, una metodología patentada por las FARC.
Se cree que el foco de la penetración se encuentra en una tribu de Sao Paulo de Olivenza, situada a 3.500 kilómetros de Río de Janeiro, en el corazón de la Amazonia.
También se teme que toda la policía indígena del Alto Salimoes ya esté infiltrada y adiestrada por las FARC. (La Folha de Sau Paulo).
A pesar de las rotundas negativas anteriores de los ministros de Defensa y de Justicia del Brasil, pareciera ser que las FARC han penetrado en el territorio brasileño.
Dicen que las brujas no existen, pero que las hay, las hay.
Las FARC, cada vez más debilitadas en Colombia, se reciclan en toda América Latina.
Argentina no es una excepción, sólo hay que saber buscar.
Y por supuesto, tener la decisión política de encontrarlas
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