jueves, 5 de noviembre de 2009

LA POBREZA NO SE MIDE, SE RESUELVE

En este ultimo año son muchos los que siguen discutiendo, cuantos son los pobres y con que sistema o indicadores identificar los diversos niveles de estándar de vida, parece ser que el interés y preocupación por la pobreza, ha asumido un cariz estrictamente estadístico. Entendemos sinceramente que ese voluntarismo científico y analítico, no está mal, pero debemos asumir categóricamente que es insuficiente.
En la Argentina de hoy, la pobreza es un escándalo.
Pero no solamente por el bullicio que generó los dichos del Papa Benedicto XVI en los titulares de los medios de difusión, hace unos meses atrás, ni tampoco por las últimas estadísticas dudosas emanadas por el INDEC, ni la estadísticas de la situación social en la coyuntura 2008-2009, que monseñor Casaretto va mostrando por todo el territorio nacional y tampoco por los porcentajes y niveles determinados, por alguna de la consultoras de prestigio de este país.
La pobreza en la Argentina es un escándalo, por la inmoralidad que suponen millones de pobres, en un país con crecimiento económico del 8,8 % en 2004, el 9 % en 2005, el 8,5 % en 2006 y el 8,7 % en 2007, (considérese que el PBI había disminuido un 4,5 % en 2001 y un 10,9 % en 2002).
Ese es el escándalo, esa es la vergüenza nacional, lo diga o no el Papa o quien quiera decirlo.
Crecimiento y al mismo tiempo pobreza y desigualdad social, esto es, muchos que ganan poco y pocos que ganan mucho.
En la Argentina de hoy, el 10 % más rico, gana casi 30 veces más que el 10% más pobre.
Crecimiento y al mismo tiempo hambre de argentinos, que apenas sobreviven en las calles y esquinas de nuestras ciudades, buscando algo comestible en los tachos de basura, pidiendo y mendigando, casa por casa comida, empleados, desempleados, jubilados, sin distinción de sexo u edad, color o religión, todos inmersos en el vacío de la inmoralidad del hambre.
Sin eufemismos ni indirectas, ese es el gran bochorno argentino.
Pero hay otros escándalos, encubiertos y silenciosos paradójicamente, el escándalo “pobre”, escaso e insuficiente, ese escándalo que es el incapaz de modificar la realidad existente, el escándalo de la inmovilidad de los que supuestamente son los representantes del pueblo, aquellos que deberían asistir a éste gobernador ciego por la codicia del oro, con políticas públicas que resuelvan las necesidades básicas insatisfechas de nuestra sociedad en crisis, que en vez de resolver, están apoltronados en sus lujosos y confortables despachos del majestuoso “Centro Cívico”, sin conmoverse de como malviven nuestros hermanos comprovincianos a pocas cuadras de nuestra plaza principal, le dan rienda suelta al carnaval y al festival insensible de nuestras vergüenzas, creyendo que todo es “pan y circo”.
Por otro lado, la miopía de la prensa gráfica, oral y audiovisual que ocultan a los pobres, que están por todas partes con sus campanas de madera, reclamando sus derechos, para luego ser encomendados a la providencial acción del que lo puede todo, como es denominado el “Supertula” o José Luis, esclavizándolos de por vida a sus mas bajos objetivos de poder político, impidiendo que se promuevan las acciones políticas y la movilidad de conciencias sociales; en conclusión, una respuesta pasajera: pan para hoy, hambre para mañana.
Mientras tanto las organizaciones de la sociedad civil, que en algunos casos y en otras épocas, eran encargadas de los comedores infantiles, hoy inexistentes fruto de la aparición desde hace algunos años de la “Tarjeta Social”, siguen sufriendo la escasez de recursos y la sumisión a una telaraña burocrática corrupta y prebendaria, para hacer lo que debería hacer el Gobierno (Nacional, Provincial y Municipal), mendigando apoyos en donde encuentren eco.
Semejante citación debería modificar las agendas publicas (Estatales y Privadas), reordenando abruptamente sus prioridades.
Si la pobreza fuera verdaderamente un escándalo, una vergüenza y no un bullicio, los gobiernos y los sectores económicos deberían declararle la guerra, reunir los esfuerzos estatales y privados para eliminarla.
La lucha contra la pobreza debería convertirse en la Prioridad de la nación, de la provincia y de cada municipio, sin embargo a pesar de las excepciones que confirman la regla, nos topamos con una sociedad indolente y una política ensimismada.
En la Argentina de hoy, el escándalo de la pobreza es también, la indiferencia de una sociedad apática, esa misma sociedad que se benefició con la convertibilidad en la década de los 90, esa misma que salió a las calles con las cacerolas, por que les habían retenido sus ahorros en el gobierno de los radicales, esa que volvió en el 2008 y que reclamaba la disminución de las retenciones a la soja, ilícitamente aumentadas por el gobierno de los Kirchner.
En ambas crisis los sectores mas pudientes de la sociedad argentina protestaron, reivindicaron sus derechos y hasta ganaron el apoyo del electorado y la ciudadanía.
De la Rua se fue del gobierno en el 2001 y el Kirchnerismo perdió las elecciones de renovación de legisladores nacionales en el presente año.
Pero, no hubo reclamos ni protestas, por los millones de argentinos y argentinas que esas crisis tiraban por debajo de la línea de la pobreza!
Entre nosotros, el egoísmo de los pudientes, es parte ignorante de la sociedad que se queja, solo, si se dañan los derechos y privilegios de quienes pueden quejarse.
Sectores sociales, que ven en la pobreza un factor de inseguridad pero no una violación a la dignidad humana y al bien común.
Sin entender, que los pobres no son unos vagos que “algo habrán hecho” para merecerlo, sino las victimas de la inequidad y de la desidia oficial, mas allá de sus propias culpas.
El escándalo de la pobreza es la indolencia de una sociedad, pobre en capital social, valores y principios de justicia y solidaridad.
El escándalo de la pobreza es, finalmente el descaro de una política ensimismada, absorta en sus problemas.
Es ridículo, pero el dialogo político que se pretendió apenas pasadas las elecciones legislativas, no incluyeron la pobreza y si incluyó la reforma electoral y ahora esta cortina de humo ocultando la venganza, como la sanción de la ley de Medios audio visuales y en el futuro la ley del impuesto a la herencia, etc., nadie puede dudar de la importancia de las reformas a las leyes precedentemente nombradas, pero, obviamente la pobreza es mas “urgente”.
Entonces, no se trata de medir o de contar a los pobres, mucho menos usarlos para el marketing o el clientelismo político.
Se trata de resolver el problema de la pobreza, ¿cómo?, superando el enfrentamiento constante, las acusaciones y justificaciones que hacen aquellos que deberían dar el ejemplo y señalar el camino desde el gobierno.
Reuniendo las organizaciones libres del pueblo, que sabemos se esfuerzan y dan la cara a los problemas de nuestra sociedad, de los empresarios y gobernantes concientes, comprometidos y responsables, inclusive, entendiendo que hasta esto no alcanza….., que es imprescindible marchar a un gran acuerdo político e intersectorial, con el propósito de elaborar un plan para eliminar la pobreza, quizás la proximidad del Bicentenario sea una motivación adicional.
Las Provincias de nuestra Patria deberían tomar la iniciativa y auto convocar a un gran Concejo Político, Económico y Social, solicitar el apoyo técnico de la Universidades, para la elaboración y el control de políticas públicas de desarrollo integral.

Es “URGENTE”. Así como el ser humano, no puede separarse de “DIOS”.

La Política, no debe separarse de la MORAL.

Y ahora:
La Ciudadanía en su conjunto, debe promocionar una nueva forma de opción, para nuestros hermanos más pobres y excluidos.
Señora Presidente, a Usted y a Todos Los Politicos:

En Nombre de Todos los Hombres, Mujeres y Niños Argentinos Pobres.

1 comentario:

  1. "La pobreza no es una condición natural de los seres humanos, es una imposición artificial." Muhamed Yunus
    Esta condición es impuesta por nuestros gobernadores quienes olvidan lo que prometen en periodos eleccionarios.

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