sábado, 23 de enero de 2010

A SANGRE Y FUEGO

La recuperación del Regimiento de Infantería "La Tablada" "A sangre y fuego" Algunas consideraciones sobre la recuperación del Regimiento de La Tablada tras su copamiento por fuerzas de la subversión el 23/01/89.

"A sangre y fuego"
es uno de los subtítulos sobresalientes, en una crónica sobre los sucesos de La Tablada , empleado por la revista Somos del 25/01/89.

Este mismo subtítulo me trajo a la memoria una consideración hecha por San Luis Ma. Grignion de Monfort (Siglo XVIII), considerado el santo mariano por excelencia, autor del "Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen ", que en otro de sus escritos, la "Carta circular a los Amigos de la Cruz ", comenta que Dios, en su Justicia perfectísima, todo lo pasa "a sangre y fuego" tanto en el orden individual como en el colectivo.

Como una explicación, se podría decir que ese accionar de la Divina Providencia , aparte de lo inexorable de su Justicia, tiene mucho de Misericordia, ya que al proceder así, deja muy en claro cuál ha de ser el final de todos aquellos que quieran entrar en conflicto con El.

Quizás...quizás... la recuperación del Regimiento de Infantería de La Tablada, como en tantos otros actos humanos, en que se trató y trata de recuperar la justicia y el orden conspurcados, pueda verse como un reflejo de esa Justicia Divina.

Para muestra, un resumen de lo ocurrido en aquel momento.

"Faltando apenas cinco minutos para las seis de la mañana, el soldado de guardia en el Regimiento, escuchó una acelerada, vio venir una rugiente mole roja sobre el portón y escuchó asombrado un detonar de madera astillada abriendo el paso al camión Ford F-7000.
No tuvo tiempo para pensar.
El camión siguió camino a la guardia y tras él entraron, abriendo sus puertas, varios coches, que vomitaban hombres jóvenes, algunas mujeres, muchas armas, demasiada sorpresa.
En medio minuto los invasores habían ganado el lugar" y así comenzaban las interminables 16 horas que duró esa pesadilla.

Al principio, todo era confusión, en parte creada por la propia guerrilla subversiva a través de la distribución de un panfleto en que se involucraba al Cnel Seineldin y al T. Cnel. Rico, firmado por NEA (Nuevo Ejército Argentino).

Los primeros que acuden al Regimiento son efectivos de la Policía de la Provincia de Bs. As., quienes intentan un primer contraataque pero son repelidos y allí varios de ellos caen con balas incrustadas en las piernas, en el tórax, en los brazos, en la ingle.
Fue por entonces que comienzan a organizarse los militares y ya comienzan a aparecer los primeros jeeps y tanques por el Camino de Cintura.

Pasadas las 11 de la mañana, llegó la orden del repliegue para la policía.
El ejército se hace cargo.
Dos tanques entran disparando sus ametralladoras sobre el casino de suboficiales y ahí estalla el infierno: vuelan granadas desde dentro, disparos de todo calibre, gritos e insultos.

Cerca del medio día, cuándo tanques se acercan al edificio de la Jefatura, tras sus moles de acero, surgieron corriendo entre 20, 30 jóvenes vestidos con remeras y pantalones blancos de gimnasia.
Algunos con zapatillas, otros descalzos, casi todos con los brazos en alto y gritando cruzaban la avenida.

Eran soldados que habían logrado escapar.
Algunos lloraban, otros pedían armas para volver.

En determinado momento del avance de los tanques, los mismos se detienen frente al casino de sub-oficiales, giraron sus cañones hasta que las ventanas del piso superior estuvieran en la mira y comenzaron a disparar.
Tabletearon las ametralladoras salpicando ladrillos y tejas con cada impacto.
Después de unos minutos, el silencio nuevamente y surgen aplausos del lado de la Av. Croara, imaginando que todo acabaría.
Sin embargo, largas horas quedaban aún para que eso sucediera.

En ese momento un sub-oficial gritó: están tirando desde los calabozos!
Ahí, una veintena de hombres se concentró cerca del edificio de donde surgió un fuego de vértigo y una potente granada estalló en medio de los militares.
Ante esa situación, los tanques y un tanqueta Panhard concentraron el fuego sobre el edificio, los calabozos y la enfermería, no dejando nada en pié y en ese momento entró un grupo de comandos del Ejército con su tormenta de balas para, mas tarde retirar una cantidad de terroristas hechos prisioneros.

Pero sonaron nuevos disparos desde el casino de suboficiales y allí la artillería volvió a actuar, esta vez con gran contundencia.

A la 9 de la noche, las acciones continuaban.
Se dice que hubo un reclamo al comando del ejército para arrasar todo con la artillería, pero la repuesta fue: “No habrá cañoneo por ahora”.

En la madrugada del martes, poco quedaba por hacer…

Para tener una idea de lo que fue el operativo de la guerrilla marxista, participaron de la misma más de cien personas:

-Un equipo de asalto de 32 hombres.

-Un equipo de copamientos de tanques de 14 hombres.

-Otro de agitación de 19 elementos.

-Una reserva de 4 personas.

-Más de 40 francotiradores.

EL ARSENAL

Lanzacohetes RPG-7 de origen chino, lanzagranadas 2079 de 40 mm, de procedencia americana y fusiles FAL con lanzagranadas, todos dotados con gran cantidad de munición.
En el terreno también quedaron escopetas Itaka, pistolas calibre 45, granadas de mano y municiones pesadas.

Finalizando, un relato de un soldado de 18 años, Eduardo Navascue: fue capturado por los terroristas, quienes lo pusieron de espaldas a una pared y mientras le disparaban, formando el contorno de su cuerpo, le demandaban información sobre el depósito de armas, Fue herido en sus brazos y cara y quedó varias horas abandonado en el lugar.

Esta actitud suicida de parte de parte de estos terroristas subversivos, puede tener una acabada explicación en un hecho ocurrido en el desmantelamiento de una importe imprenta del ERP, en la ciudad de Córdoba.
En la acción participó el mismo comandante del III Cuerpo, quién comento en una oportunidad, que viendo a uno de los guerrilleros cabeza baja y en actitud de desconcierto, se acercó y le preguntó:
“Ustedes creen, en realidad, que pueden vencernos en esta guerra?”.
El subversivo, cómo si hubiese recibido una dosis de adrenalina extra, levantó la cabeza y con los ojos que se salían de las órbitas, contestó:
“No. Lo nuestro no es para vencerlos en esta guerra. Es para desgastarlos y dejarle el camino abierto para los que vendrán detrás nuestro”.

Cordiales saludos

Alberto Aprea
Ver Video de las Acciones

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