Una audiencia al rojo vivo por contradicciones entre testigos
El ministro de Educación, Francisco Romero, fue el primero en declarar. Luego, lo hizo el ex soldado Alfredo Maidana.
Hubo desmentidas en torno de un libro autobiográfico con relatos sobre los fusilamientos de 1976.
Pruebas presentadas y testigos citados para desentrañar las refutaciones.
La cuadragésima jornada del juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén prometía ser especial y no defraudó, con las declaraciones del ministro de Educación, Francisco Romero, y del soldado clase 55, Alfredo Maidana, testigo clave por ser un potencial sobreviviente de los fusilamientos del 13 de diciembre de 1976, que dejaron una audiencia más caliente que los 41º que marcaba el termómetro.
Cuando el ministro Romero se retiró del Tribunal Oral Federal, tras su precisa y contundente declaración, jamás imaginó la tormenta que sobrevendría luego.
La tempestad sobrevino con el testimonio del ex soldado Maidana.
Para entender la historia, es preciso contar su comienzo, que se remonta al año 2003, cuando Maidana buscaba “un corrector –como él mismo lo denominó- que sea Profesor en Letras” para el libro que quería escribir, contando su historia como soldado clase 55, que cumplió el servicio militar obligatorio en 1976.
EL RELATO
Con precisión de escritor, el ministro Romero declaró que su relación con Maidana data de 2003, cuando, lo conoce por medio de María “Chiquita” Macdonald, ex responsable del Área Literaria de la entonces Subsecretaría de Cultura de Chaco, hasta donde llegó presentado por María Catalina Romero “Negrita” Godoy, ex directora del Centro Cultural “Leopoldo Marechal”.
De esa entrevista surgen una serie de entrevistas, comenzando el 16 de octubre de 2003, continuando el 13 de noviembre y la última –grabada- el 4 de diciembre de 2003.
En este último encuentro, se grabaron tres casetes (de los de cinta) que iban a ser la base del libro de Maidana. “Iba a tener cariz autobiográfico, por lo que yo le advertí sobre las consecuencias legales que podía implicar”, relató Romero durante el juicio.
De esa charla, fue testigo “Chiquita” Macdonald. Igual, Maidana “ya tenía un título en mente: Los del medio”. Se buscó otro testigo para cotejar la información, un soldado de apellido Canteros, que habría sido chofer de Jorge Larrateguy, jefe del Área Militar 233, pero se negó a contar su historia por temor a represalias. Luego, el fervor de Maidana se fue apagando.
En 2004, Romero facilita las desgrabaciones a Amanda Mayor de Piérola –madre de Fernando, una de las víctimas de la Masacre-.
Cinco años después, como subsecretario de Cultura, primero; y presidente del Instituto de Cultura, después, le vuelve a ofrecer editar el libro, con un capítulo donde contaba –con pormenorizada precisión- que fue un sobreviviente de los fusilamientos del 13 de diciembre de 1976 y cómo fue el día previo en el ex Grupo de Artillería 7 (hoy Base de Apoyo Logístico).
Así, Maidana y Romero vuelven a reencontrarse en 2009. Aunque, en este caso, el encargado de ser “corrector” fue Alfredo Germiniani, jefe de Prensa del Ministerio de Educación de Chaco, que fue intercambiando correos electrónicos con Alfredo Maidana (hijo del soldado-escritor) sobre el avance del libro y el contrato pertinente para su publicación.
Tras contar pormenores del relato de Maidana sobre la Masacre, que iban a formar parte del libro –y que pusieron de peculiar mal humor a los imputados-, el ministro Romero se retiró dejando las grabaciones y copias impresas de las epístolas vía Internet.
LA TORMENTA
Cuando todo parecía un mero trámite, Maidana, que se dijo escritor y de profesión bicicletero, contó que su ambición fue “contar en un libro sobre el servicio militar, contando mis viviendas con otros soldados y dejar alguna enseñanza” Reconoció que Francisco, como lo llamaba al ministro Romero, fue su “corrector”, pero disparó: “Me siento defraudado por él”.
“Abusó de mi buena fe, me hizo grabar cosas. No me haga cargo porque esas son letras que el me dio (sic). El capítulo sobre Margarita Belén no era parte del libro, era ficción”.
Para rematar: “Me ofreció $ 5.000 mil, no sé si por el libro o para declarar”.
Y, como prueba, entregó el borrador de contrato, las muestras de tapa (pruebas de galera) y se quejó porque “ni siquiera era mi título”, aunque, luego, nunca supo decir cuál era su propuesta para titular el libro, y sólo divagó sobre sugerencias –poco originales- de algunos clientes o amigos a los que les contaba sobre su aventura como escritor.
Maidana narró que durante un encuentro con Romero, en 2009, realizado en Margarita Belén, fue presenciado por el juez de paz José Luis Pontón.
Y siguió hablando de presiones, hasta para “hablar con un paleontólogo (sic)”, dato que desconcertó a todos por igual.
Tras tirar con munición gruesa contra el ministro, dijo que “nunca fue comando, sino un soldado más que limpiaba el Regimiento, cortaba el pasto, barría (sic)”.
Y que entre el 10 y 25 de diciembre de 1976, estuvo de vacaciones para pasar Navidad con su familia.
CONTRADICCIONES
Por más que fiscales, querellantes y hasta los jueces del Tribunal Oral Federal intentaran entender la lógica de Maidana: leyó un libreto escrito por Romero, que lo grabó, para después usarlo en un capítulo de un libro, no podían hacer que el ex soldado explicar a ciencia cierta el proceso de armado de los textos.
Lo más claro que se logró establecer fue que Maidana ni siquiera sabía quién era Facundo Serrano, ex dictador de Chaco en la década del 70 –tras una pregunta del abogado Duilio Ramírez-.
A partir de allí, el soldado-escritor entró en una espiral de contradicciones, llegando a decir que “todo lo que quería contar era ficción”, que, en realidad, “eran sus vivencias como soldado, las de su tío y de otros soldados”. De su paso por el Ejército, sacó como enseñanza: saber cortar el pasto, barrer, cocinar y un largo etcétera que en algún caso incluyó la alfabetización (a esa altura los imputados lo aplaudían, como no sucedió con ni un otro testigo).
GRABACIONES
La audiencia era la caldera del diablo hasta que entró en la ebullición imaginable, con chicanas y cruces leguleyos a cada paso.
Tras un cuarto intermedio, se decidió escuchar las grabaciones.
Tras escuchar algunos fragmentos sueltos, quedó claro que habló sobre la Masacre, tras preguntas puntuales de Romero –en esos pocos minutos que se escucharon, no parece que Maidana esté leyendo un libreto si no contestando a un interrogatorio concreto-.
Y para ser un simple corta pasto, en otro fragmento de la cinta, se escuchó al ex soldado narrar una incursión contra los “subversivos”, que tenían armas que extrajeron tras el copamiento del Regimiento de Monte 29, en Formosa.
Las cintas, los correos electrónicos, las pruebas de galera de la tapa del libro pasaron ahora a ser pruebas clave para tratar de dilucidar este intríngulis.
A lo que se suman nuevos testigos: sea en audiencia especial o el próximo jueves 9 (posponiendo las inspecciones oculares) “Chiquita” Macdonald, “Negrita” Godoy, Alfredo Germiniani y Alfredo Maidana deberán comparecer ante el Tribunal Oral Federal.
http://eljuiciodelchaco.blogspot.com/2010/12/causa-masacre-de-margarita-belen-dia-40.html
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