domingo, 6 de marzo de 2011

VAYA HACIÉNDOSE A LA IDEA DEL “GÉNERO VOLUNTARIO”.

Intentaré explicárselo “de una” como dicen los jóvenes.

Será una más que excelente manera de “bajar la ansiedad”; esa que le aborda a partir del momento que su señora le dice…”papi, estoy embarazada”.

El papi, dicho sea de paso, es un título que la mujer le confiere al hombre ante semejante circunstancia, así algunas le utilicen como recurso que les provea la posibilidad de no equivocarse al nombrarle durante un entrevero entre sábanas, ¿me entiende?.

Bien.

Veo que afortunadamente para mí, hoy lo agarro con todas las luces encendidas.

¡Ojo que hay excepciones; no sea cosa que se trate de una costumbre que solo conlleva ternura y afecto de parte de la suya, y luego de leerme, Ud. intente “prenderle fuego”.

Pero ocurre que leyendo “entre líneas”, y hasta “sobre líneas” algunos de los equilibrados monólogos “a capela” de la señora Presidente, concluyo en que prontamente, el tema del GÉNERO, quedará librado exclusivamente a la voluntad del dueño de ese cuerpo y alma.

El pito y la vagina, se convertirán entonces, en simples adminículos de tercera o cuarta categoría, que formarán parte de la más íntima de las estéticas.

Después de todo, la cosa no es tan grave como aparenta; se tratará simplemente de saber que tan desarrollado tiene el “clítoris” como ocultos o expuestos los testículos, el individuo por nacer…SU HIJO.

Le confieso que “la idea” no es tan descabellada, y solo deberá asimilar la lectura de la presente, del mismo modo que asimila que le toquen el culo, lo forreen, lo ignoren, lo desamparen, y hasta LO MATEN.

Por otra parte, convengamos en que día que pasa, son más las mujeres que ponen “las bolas y la cara” cuando se trata de intentar defender o hacer valer nuestros supuestos derechos.

Y digo supuestos, porque desde hace años ya, han pasado a ser “la letra muerta” de una Constitución Nacional igualmente “muerta y desconsiderada”.

Volviendo al tema, no le asombre que en poco tiempo más, llegue a casa “el nene” por el que muchas mocosas se permiten extrovertir sin el menor pudor un voraz apetito sexual, anoticiándole que acaba de cambiar su nombre original de Carlos por el de Isabel, en el Registro Nacional de las Personas, sin que ello implique una cirugía reparadora o regeneradora.

Por otra parte, acá empieza a jugar el que daría en denominar, “factor sorpresa”.

Cuando su hijo Isabel le diga…”papá te voy a presentar a Úrsula”, hasta verle, Ud. no sabrá si sigue siendo “hijo e`tigre”, o ha preferido tomar el camino de la homosexualidad, en cuyo caso y cuando menos, le asegurará un pronto “casamiento”, en lugar del acostumbrado “rejunte” que es de práctica en los heterosexuales.

Ricardo Jorge Pareja

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