lunes, 5 de julio de 2010

LA OPOSICION QUIERE GANAR DE MANO

Y que Néstor se vaya al mazo


Los bloques parlamentarios anti K avanzan en la derogación de todas las facultades delegadas.

Las excusas neoliberales del Gobierno.

Néstor Kirchner atravesó la peor semana en mucho tiempo y está que arde.

Dos dirigentes que lo visitaron coincidieron en decir que se lo ve “intratable”.

Que sus gritos se escuchaban desde afuera de la Quinta de Olivos.

Recibió una cadena de malas noticias, pero la peor de todas todavía no se conoce: el 24 de agosto vencen las facultades delegadas y la oposición ya decidió no prorrogar ninguna y obligar al Gobierno a negociar una por una cada ley que necesite para gobernar.

Kirchner jamás se imaginó que los bloques opositores se iban a animar a tanto.

Está en condiciones de anticipar que la táctica secreta de los antikirchneristas es dejar caer las 2 mil leyes e imponerle al Gobierno lo que no soporta:

negociar, dialogar, buscar consensos para votar las cien leyes básicas para administrar el Estado.

No se trata de ponerle palos en la rueda, pero sí de hacerse respetar y poner límites a la prepotencia oficial.

El minucioso inventario que hicieron los juristas opositores los llevará a derogar alrededor de 1.900 leyes que ya han cumplido su cometido.

El centenar de normas restantes serán escaneadas a fondo, una por una, en una mesa de acuerdos que proponen armar con el Frente para la Victoria.

Hay leyes delicadas que, por ejemplo, rigen gran parte de las telecomunicaciones y algunas que son de vida o muerte para los K, como la capacidad de fijar las retenciones para la soja.

¿Qué pasó en estos días para que se produjeran tantas derrotas seguidas del kirchnerismo pese al vigor del crecimiento de la economía, la cosecha récord y el consumo de autos y LCDs?

Hubo un cambio drástico de actitud de los distintos partidos que aún no fue registrado del todo por la sociedad y los medios.

En extenuantes debates reservados, los jefes parlamentarios se prometieron a sí mismos abandonar cierta ingenuidad de excesivo apego a los formalismos reglamentarios que los llevaba a aparecer como impotentes para frenar a los Kirchner.

Ese reclamo de más acción los hizo entrar en razones.

“Me gustaría decir que arribamos a esta conclusión por maduración política, pero la verdad es que lo comprendimos a fuerza de latigazos y frustraciones”, admitió un diputado del Peronismo Federal.

Hasta ahora, era la oposición la que acusaba de irresponsabilidad al Gobierno, que en su contragolpe la etiquetaba de conservadora y derechista. Néstor K se creyó tanto el personaje revolucionario que, desde una tribuna, llegó a burlarse cuando algunos legisladores manifestaron su preocupación por una posible espiral inflacionaria producto de los aumentos salariales.

“No tengan miedo de que los trabajadores ganen un pesito más”, dijo, ocupando el lugar del coraje y empujando al resto al de la cobardía.

Esta semana las cosas cambiaron. Aníbal Fernández, Florencio Randazzo, Amado Boudou y Carlos Tomada se vieron obligados a salir en bloque a calificar de “irresponsables” a los opositores que impulsan que los jubilados ganen el 82% móvil.

Los kirchneristas que hasta ahora hacían ostentación de guapeza recularon utilizando argumentos de los neoliberales e, incluso, alertaron sobre el mismo cuco inflacionario:

“Son demagogos que nos quieren correr por izquierda”, fue lo más suave.

Las cosas pasaron a ser un poco más parecidas a las democracias donde el que gobierna es más mesurado y el opositor, más audaz.

Un diputado macrista fue muy claro:

“Si ellos estatizan los fondos de los jubilados y gastan la plata en cualquier cosa dicen que es un combate contra la inequidad social.

Si nosotros queremos que ese dinero vaya para sus dueños nos acusan de irresponsables”.

El león se transformó en gatito faldero cuando la oposición se decidió a tocarle la caja.

Nunca antes se le había cuestionado tanto el manejo discrecional del dinero que caracteriza al gobierno actual.

En la defensa de los superpoderes, el bloque de Agustín Rossi consiguió noventa votos.

En la intención de mantener el poder de veto en el Consejo de la Magistratura, apenas 86.

Ni siquiera consiguieron sacarle el carácter secreto al testimonio de Eduardo Sadous. El Senado logró dictamen favorable para normalizar el Indec.

No fue casual que Eduardo Fellner haya amenazado con su renuncia.

Se quejó de que nadie respeta los acuerdos, empezando por el hombre que duerme junto a la Presidenta de la Nación.

Algunos vaticinan un nuevo caso Taiana en los próximos días.

Es que muchas veces, Kirchner asfixia demasiado a su propia tropa.

El oficialismo, a modo de chicana, no convoca a dos comisiones que preside, la de Peticiones, Poderes y Reglamentos y la de Presupuesto y Hacienda, que por distintos motivos, son clave para el funcionamiento del cuerpo.

Los opositores, en el momento de la crisis de fe de Fellner, le informaron que si no las ponían a andar les iban a quitar ambas presidencias.

Para decirlo en forma clara: la oposición resolvió jugar en el terreno barroso que el Gobierno propone.

Y hacerlo siempre al borde del reglamento, aprovechando las gambetas, la sorpresa y alguna zancadilla pícara.

Más política que docencia. Ya no van a levantar más el dedito acusador porque el alumno Néstor no respeta ninguna regla.

Van a utilizar su mismo mecanismo, pagarle con la misma moneda.

El ejemplo más claro fue lo que pasó con la presidencia de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Servicios de Inteligencia.

Un gesto de generosidad hizo en su momento que el grupo A de los opositores reservara ese lugar para el Gobierno.

Era razonable, pero dejó de serlo porque esos servicios son utilizados para hostigar y perseguir opositores y periodistas y, además, la comisión nunca terminó de constituirse.

En la reunión más importante que se realizó en el Congreso desde el 28 de junio (fue en el despacho del senador Gerardo Morales) alguien de la Coalición Cívica se despachó con todo:

“¿Cómo vamos a respetar ese acuerdo si ellos no nos respetan a nosotros?”.

Esta vez, se designó como presidenta a la peronista federal Irma García y se acabó la discusión.

“El que a hierro mata a hierro muere”, dijo un asesor del socialismo que no apareció en la foto junto a las principales espadas de todos los bloques anti k.

“No se puede tratar a Kirchner como si fuera Ghandi o como si estuviéramos en Suiza.

Se aprovecha y nos deja como unos tontos.

Y los que nos votaron nos pasan la factura por ser tan blandos.

Se acabó.

” Esas palabras resumieron el espíritu de un encuentro que refundó a la oposición y la hizo pasar a la ofensiva.

Alfredo Leuco

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