La insaciable voracidad del matrimonio presidencial no se contenta con el saqueo a los fondos depositados en el Banco Central, ahora también ha echado mano de los fondos de jubilados, pensionados y futuros beneficiarios del sistema social, nada menos que para seguir quemando dinero en megaemprendimientos y obras faraónicas subvencionando a sus amigotes empresarios, pero no acepta pagarles a nuestros ancianos el 82% móvil, establecido por ley y reconocido por fallos de nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El copresidente, Secretario de UNASUR, Presidente del PJ y Diputado Nacional, Néstor Kirchner, lanzó a los cuatro vientos su queja sosteniendo que resulta imposible afrontar ese compromiso con nuestros jubilados, admitiendo que el dinero no alcanzaría y colapsaría el sistema!
Obviamente, ¡cómo van a alcanzar esos fondos si permanentemente se vienen drenando los dineros de nuestros mayores!
Se destruyó el sistema de jubilación privada, se defraudó a todos aquéllos que creían en un sistema al cual fueron empujados por el propio Estado Nacional, sus fondos se fusionaron, mezclaron y desaparecieron en la Kaja mágica de ANSES, para seguir suministrando combustible al megaplan clientelar del gobierno KK y afrontar gastos corrientes, violando la ley que garantizaba la intangibilidad de esos depósitos que deberían ser aplicados únicamente al pago de pensiones y jubilaciones.
Este manejo irregular y la confesión lisa y llana de su descontrol, evidencian una verdadera malversación de caudales públicos y administración fraudulenta, además de la más abierta violación a todos los deberes de funcionarios públicos por parte de quienes deberían impedir tal ilicitud.
Ni qué hablar de falta a la más elemental ética pública, pero lo que resulta mucho más llamativo es que ningún fiscal, juez o funcionario, haya promovido una causa penal para indagar a tal respecto, cuando tienen obligación legal de hacerlo.
Pretender que nuestros ancianos sigan esperando el magro aporte del Estado, cuando les fueron quitando parte de su salario, llevándolos a tener que mendigar para el reconocimiento de sus derechos, resulta infamante, y habla a las claras de la hipocresía de un gobierno que se jacta, por lo menos en las palabras, de la Defensa de los Derechos Humanos.
Considero que llegó la hora de plantear seriamente que se declare Crimen de Lesa Humanidad el latrocinio que se viene haciendo a la clase pasiva argentina, y luego procesar y condenar con penas ejemplares a todos los responsables de este verdadero genocidio.
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