jueves, 11 de marzo de 2010

UN IMPRESENTABLE EN LA REPUBLICA ISLAMICA DE IRAN

«Quo Vadis, Irán?»

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«Quo Vadis, Domine?» (« ¿Adónde vas, Señor?»)

Esta expresión alude a las palabras que, según la leyenda y la tradición, fueron pronunciadas por el apóstol Pedro mientras huía de Roma para ponerse a salvo de la persecución de los cristianos por orden del emperador Nerón.

Ante la pregunta, Jesús le responde: «Voy a ser crucificado en Roma por segunda vez porque mis propios discípulos me abandonan».

Un impresentable en la República Islámica de Irán

En esas confusas maniobras del tablero de ajedrez que juegan las grandes potencias mundiales, no dejamos de sorprendernos al informarnos que un impresentable absoluto como Luis D'Elía aparece en Irán con su señora pontificando con su estilo de provocador profesional, ahora internacional.

Convengamos que en todo caso es problema de los iraníes que deben estar bastante desesperados para admitir tal maniobra.

A lo sumo se usarán mutuamente con el mercenario mandado por Chávez que debe haber crispado aún más a Cristina que viene a mal traer con lo que tiene en el Congreso.

Y de dónde sale semejante engendro?

Del olor de la plata que recibe el piquetero profesional del bolivariano ya que el gobierno chavista considera la acusación a Irán como parte de una jugada de EE.UU. e Israel contra el régimen iraní, pero como Venezuela no puede expresarlo directamente porque se inmiscuiría en un asunto interno de la Argentina, lo envía al padre de “cincosijos”.

No es nada nuevo.

Cada vez que Chávez ha pisado tierra argentina allí estaba Luis D'Elía pegado.

Recordemos por ejemplo, la postal de la llamada Cumbre de los Pueblos, realizada en Mar del Plata, mientras se hacía a pocas cuadras de allí la Cumbre de las Américas.

Aquel encuentro alternativo estuvo encabezado por Chávez y, claro, también estuvo pegadito a él el impresentable proveniente de La Matanza.

Como dije no es ninguna novedad, D'Elía suele viajar a menudo a Venezuela invitado por el gobierno chavista para participar en foros o eventos donde se cocinan este tipo de maniobras.

Kichner se debe haber sentido muy contrariado con la noticia por eso ordenó como operativo despegue que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, dijera que Luis D’Elía "no integra este gobierno ni fija sus posiciones", en relación con el viaje que el dirigente piquetero realizó a Irán.

"Que D’Elía vaya o no a Irán es una cuestión de él.

D’ Elía no integra este gobierno ni fija las posiciones de este gobierno", sostuvo el funcionario en declaraciones formuladas a una radio porteña.

No obstante los Kirchner deben haber estado bastante molestos por la decisión de Chávez de habilitarlo para que fuera D'Elía a Irán, aun pese a la indicación contraria de Kirchner.

El piquetero oficialista y provocador social fue a visitar la República Islámica de Irán junto a su esposa, la diputada por la provincia de Buenos Aires, Alicia Sánchez, para "festejar" un aniversario de la revolución que llevó al poder a los ayatollas.

Esta "revitalización" de las relaciones seguramente incluirá el adoctrinamiento y entrenamiento de algunos desquiciados locales en las filas del Hezbollah y la formación de células islamoterroristas regionales, como ya a pasado en Venezuela.

Irán es al menos un aliado del presidente Hugo Chávez, con quien coincide en tener un fuerte enfrentamiento con Estados Unidos, por lo menos en las declaraciones.

En el 2006, el ex presidente Néstor Kirchner había expulsado del Gobierno a D’Elía por respaldar al gobierno iraní en la controvertida investigación judicial por el atentado de la AMIA.

Al año siguiente, el desafiante piquetero redobló la apuesta y viajó a Irán junto a Mario Cafiero y el padre Luis Farinello.

"¿Vos te volviste loco?", le dijo Kirchner en el primer contacto.

Fue hacia el mediodía; el Presidente estaba en su casa de El Calafate y ya tenía en la mano una copia de la carta de apoyo de D'Elía a la posición iraní en la controversia por la investigación judicial de la causa por el ataque a la mutual judía.

D'Elía le dijo a Kirchner que el Gobierno debía "revisar su postura" con respecto a la acusación a Irán.

—No te metás más en esto, con todos los temas que tenés...

No se te ocurra abrir la boca, acá el que manda soy yo, le replicó Néstor Kirchner.

Esta secuencia terminó con Luis D'Elía eyectado fuera del Gobierno unas horas antes de que concurriera ese lunes a la Embajada de Irán.

"Estás loco", volvió a escuchar, ante lo que contestó que no iba a retroceder:

"Mis convicciones pueden más", fue su frase.

D'Elía ya había tenido chisporroteos con varios funcionarios kirchneristas porque los $ 100 millones de pesos que le habían prometido para sus proyectos nunca llegaron a sus manos.

"Es un boludo —se decía en varios despachos—.

No había razón estratégica para lo que hizo, a Kirchner no le quedó otra que correrlo".

El jefe de Gabinete de ese entonces, Alberto Fernández dijo, "aunque D'Elía no tuvo que hacer mucho esfuerzo, fue el que más empujó para que Kirchner lo echara.

Para Fernández, D'Elía siempre fue un impresentable político".

En lo que había coincidencia en todo el kirchnerismo era en que D'Elía "nunca entendió lo que era ser funcionario nacional y sus acciones no eran individuales sino que comprometían al Presidente".

Otra más: en julio de 2004, D'Elía admitió que había viajado a Venezuela para hacer campaña a favor del presidente Hugo Chávez "con todos los gastos pagos por el gobierno bolivariano".

Fue cuando el presidente enfrentaba un referendo revocatorio, con fuerte presión norteamericana.

El viaje le valió muchas críticas locales a D'Elía porque, entre otras cosas, se produjo a días nomás de que liderara la toma de la comisaría 24º de La Boca, que le valió un procesamiento.

Cuando aún no había asumido y aparecía como aliado externo de Néstor Kirchner, D'Elía solía ser un crítico feroz del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, después pasado a la oposición.

D'Elía se sentía amparado en la enorme influencia que adquirió Chávez en la región sudamericana, ahora en baja.

Entre otras cosas, al dirigente de La Matanza lo sacaba de sus cabales que el entonces titular de Hacienda se manifestara —hacia adentro e incluso hacia afuera del Gobierno— en contra de la enorme influencia que adquirió Chávez en la región sudamericana.

Fue cuando Chávez enfrentaba un referendo revocatorio, con una fuerte presión norteamericana.

“Tú no eres bueno, ¿no lo ves? amigo Luis, Luis, Luis”


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