JAIME A JUICIO ORAL
vuelve a aflorar la corrupción de Néstor Kirchner
El Juez Federal Claudio Bonadío dispuso la clausura de la instrucción y la
elevación a juicio oral de la causa de la tragedia del Once en una extensa
resolución que tendría distintos efectos políticos.
Bonadío optó por la prudencia al fundamentar su decisión sobre la base del siguiente criterio:
“En esta etapa del proceso, en la que basta un juicio de probabilidad sobre la existencia del hecho delictivo y de la responsabilidad que le corresponde a los imputados, de lo que se trata es de habilitar el avance del proceso hacia el juicio, instancia en la cual se desenvolverán los debates y la confrontación con mayor amplitud.”
En cuanto a los imputados, no cabía duda alguna en cuanto a que el titular de TBA Claudio Cirigliano, el ex Secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, el ex jefe de la CNRT, Antonio Sícaro, y el ex Subsecretario de Transporte Guillermo Luna irían a juicio oral.
Pero desde algunos despachos oficiales se hicieron gestiones en dirección a que el ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime fuera excluido de la nómina del juicio oral.
Bonadío, sin embargo, optó por la solución lógica y no hizo lugar a la oposición a la elevación a juicio oral presentada por la defensa de Jaime.
A pocos meses de que se inicie el calendario electoral, para el gobierno que Jaime vaya a juicio oral es una pésima noticia.
Es que, a diferencia de los demás imputados en la causa, el ex Secretario de Transporte tenía una estrecha relación con Néstor Kirchner.
Era, por ejemplo, uno de los pocos funcionarios que se reunía diariamente a solas con el entonces presidente.
El juicio oral a Jaime repone sobre la mesa la corrupción generalizada que imperó durante la primera etapa del kirchnerismo, junto cuando el gobierno se esfuerza por llevar adelante una especie de canonización política del ex presidente, mostrado como un idealista que dio su vida para servir al país.
Es casi inevitable que al quedar Jaime nuevamente en la vidriera, se reactualicen las denuncias sobre el mecanismo de corrupción montado en torno a lo subsidios al transporte que, según los indicios, era digitado personalmente por Kirchner.
Con gran esfuerzo, el cristinismo había logrado que Jaime quedara en libertad en los procesos que se le siguen, con lo cual había vuelto a un conveniente perfil bajo que ahora acaba de desaparecer.
Bonadío optó por la prudencia al fundamentar su decisión sobre la base del siguiente criterio:
“En esta etapa del proceso, en la que basta un juicio de probabilidad sobre la existencia del hecho delictivo y de la responsabilidad que le corresponde a los imputados, de lo que se trata es de habilitar el avance del proceso hacia el juicio, instancia en la cual se desenvolverán los debates y la confrontación con mayor amplitud.”
En cuanto a los imputados, no cabía duda alguna en cuanto a que el titular de TBA Claudio Cirigliano, el ex Secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, el ex jefe de la CNRT, Antonio Sícaro, y el ex Subsecretario de Transporte Guillermo Luna irían a juicio oral.
Pero desde algunos despachos oficiales se hicieron gestiones en dirección a que el ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime fuera excluido de la nómina del juicio oral.
Bonadío, sin embargo, optó por la solución lógica y no hizo lugar a la oposición a la elevación a juicio oral presentada por la defensa de Jaime.
A pocos meses de que se inicie el calendario electoral, para el gobierno que Jaime vaya a juicio oral es una pésima noticia.
Es que, a diferencia de los demás imputados en la causa, el ex Secretario de Transporte tenía una estrecha relación con Néstor Kirchner.
Era, por ejemplo, uno de los pocos funcionarios que se reunía diariamente a solas con el entonces presidente.
El juicio oral a Jaime repone sobre la mesa la corrupción generalizada que imperó durante la primera etapa del kirchnerismo, junto cuando el gobierno se esfuerza por llevar adelante una especie de canonización política del ex presidente, mostrado como un idealista que dio su vida para servir al país.
Es casi inevitable que al quedar Jaime nuevamente en la vidriera, se reactualicen las denuncias sobre el mecanismo de corrupción montado en torno a lo subsidios al transporte que, según los indicios, era digitado personalmente por Kirchner.
Con gran esfuerzo, el cristinismo había logrado que Jaime quedara en libertad en los procesos que se le siguen, con lo cual había vuelto a un conveniente perfil bajo que ahora acaba de desaparecer.
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