¿ESCUELAS PARA EDUACAR o IDEOLOGIZAR?
La “toma” de una escuela es un acto ilícito, que conlleva intrínsecamente
una subversión del orden, ya que quienes deben obediencia a la autoridad se
rebelan contra ella, por el sólo hecho de la disconformidad o incomprensión con
las normas establecidas.
Considerando las últimas acciones de proselitismo llevadas a cabo por “La
Cámpora” en las escuelas oficiales, violando toda reglamentación y el derecho
de los padres, que confiadamente envían
a sus hijos a recibir educación y no ideología; como asimismo
las desacertadas expresiones del Ministro de Educación Alberto Sileoni, quien
días atrás sostuvo su beneplácito con la “toma” de escuelas por parte de los
alumnos, expresando que este era un reaseguro del futuro…; me pregunto, ¿no será acaso el momento de que, como
padres, asumamos la responsabilidad de no dejar en manos de estos
revolucionarios las inteligencias y voluntades de nuestros hijos?…
o es “el país que no miramos”, por nuestra apatía y cobardía frente al despojo
cultural, que se suma así, al sin fin de despojos padecidos, de la dignidad de
ser hombre o mujer, de defender la vida y de vivir con dignidad…
La “toma” de una escuela es un acto ilícito, que conlleva intrínsecamente
una subversión del orden, ya que quienes
deben obediencia a la autoridad se rebelan contra ella, por el sólo hecho de la
disconformidad o incomprensión con las normas establecidas,
como ejemplifican los últimos hechos acaecidos en los Colegios Carlos
Pellegrini y Nacional Buenos Aires.
Si además cuentan con el apoyo explícito del Ministro de Educación de la
Nación, llegaremos
al absurdo donde el alumno, que es quien asiste a la escuela para aprender,
decida quién enseña, qué se enseña, y si se enseña, … ya que
habrá que empeñar tiempo en la “militancia”, mucho más importante que la
ascesis de la educación.
El futuro de una nación se fragua en la Familia y en la educación, y
asistimos a una batalla desigual, donde el Estado Usurpado procura la ruptura
total de la sociedad marital y la ineducación, ya que nunca se habían alcanzado
los peores índices de alfabetización como en el presente, donde la“inutilidad” intelectual del egresado
de la escuela media, lo empuja a vagabundear por la sociedad en
busca de una migaja clientelista del estado, o a engrosar las filas de los
jóvenes que ni estudian, ni trabajan, que son los mejores candidatos a las
filas activistas de la Cámpora o agrupaciones afines, o sus expresiones con
reos como el “vatayon militante”.
La mejor sociedad es fruto de la educación del pueblo, sin ésta, todo
crecimiento se vuelve efímero y fugaz; volvamos al orden, donde sólo con
disciplina en la familia y en la escuela, se podrá crecer en la formación
integral de los jóvenes, que sean el verdadero reaseguro de la Nación.
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