viernes, 24 de agosto de 2012


¿ESCUELAS PARA EDUACAR o IDEOLOGIZAR?


La “toma” de una escuela es un acto ilícito, que conlleva intrínsecamente una subversión del orden, ya que quienes deben obediencia a la autoridad se rebelan contra ella, por el sólo hecho de la disconformidad o incomprensión con las normas establecidas.

Considerando las últimas acciones de proselitismo llevadas a cabo por “La Cámpora” en las escuelas oficiales, violando toda reglamentación y el derecho de los padres, que confiadamente envían a sus hijos a recibir educación y no ideología; como asimismo las desacertadas expresiones del Ministro de Educación Alberto Sileoni, quien días atrás sostuvo su beneplácito con la “toma” de escuelas por parte de los alumnos, expresando que este era un reaseguro del futuro…; me pregunto, ¿no será acaso el momento de que, como padres, asumamos la responsabilidad de no dejar en manos de estos revolucionarios las inteligencias y voluntades de nuestros hijos?… o es “el país que no miramos”, por nuestra apatía y cobardía frente al despojo cultural, que se suma así, al sin fin de despojos padecidos, de la dignidad de ser hombre o mujer, de defender la vida y de vivir con dignidad…

La “toma” de una escuela es un acto ilícito, que conlleva intrínsecamente una subversión del orden, ya que quienes deben obediencia a la autoridad se rebelan contra ella, por el sólo hecho de la disconformidad o incomprensión con las normas establecidas, como ejemplifican los últimos hechos acaecidos en los Colegios Carlos Pellegrini y Nacional Buenos Aires.

Si además cuentan con el apoyo explícito del Ministro de Educación de la Nación, llegaremos al absurdo donde el alumno, que es quien asiste a la escuela para aprender, decida quién enseña, qué se enseña, y si se enseña, … ya que habrá que empeñar tiempo en la “militancia”, mucho más importante que la ascesis de la educación.

El futuro de una nación se fragua en la Familia y en la educación, y asistimos a una batalla desigual, donde el Estado Usurpado procura la ruptura total de la sociedad marital y la ineducación, ya que nunca se habían alcanzado los peores índices de alfabetización como en el presente, donde la“inutilidad” intelectual del egresado de la escuela media, lo empuja a vagabundear por la sociedad en busca de una migaja clientelista del estado, o a engrosar las filas de los jóvenes que ni estudian, ni trabajan, que son los mejores candidatos a las filas activistas de la Cámpora o agrupaciones afines, o sus expresiones con reos como el “vatayon militante”.

La mejor sociedad es fruto de la educación del pueblo, sin ésta, todo crecimiento se vuelve efímero y fugaz; volvamos al orden, donde sólo con disciplina en la familia y en la escuela, se podrá crecer en la formación integral de los jóvenes, que sean el verdadero reaseguro de la Nación.

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