Sobre estos temas hay que aclarar quienes son los delincuentes.
En Chicago, los mafiosos exigían a los dueños de negocios que les pagaran para defenderlos de la inseguridad.
Si no pagaban, les incendiaban el negocio.
Los bandidos eran los mafiosos.
En Colombia, los narcotraficantes ofrecen a jueces, legisladores y funcionarios dos posibilidades: depositarles un millón de dólares en Suiza o matarlos.
Los bandidos son los narcotraficantes.
En Argentina, los funcionarios corruptos extorsionan exigiendo a los contratistas el pago de un porcentaje sobre cada contratación o ser eliminados de hecho como proveedores.
Los bandidos son los funcionarios corruptos.
Después de la primera operación concertada, queda pactado el crimen organizado con el proveedor.
Es un cáncer destructor de instituciones.
La corrupción siempre existirá, como todos los delitos que violan la cultura social.
Debe ser combatida incansablemente.
La corrupción en nuestro país ha penetrado en todas las jerarquías y organismos del Estado, en las más diversas formas y con los más distintos objetivos.
No se justifica porque también exista en otros países.
El desamparo de la población ante robos, crímenes y secuestros, es una consecuencia de la corrupción de los funcionarios responsables de la seguridad pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario